Fue un 20 de julio de 1969 cuando el hombre pisó la luna por primera vez. Ese día nos hermanó a todos. Ese día se estableció como el día del amigo. El hecho fue muy valioso para la humanidad en si mismo y saber que todos estuvieron pendientes fue lo que motivó a que el veinte de julio se declare día del amigo.
Pero para mí el día del amigo debe ser todos los días, no solamente una vez al año. Hay muchas más cosas que deben hermanarnos, en trescientos sesenta y cinco días pasan muchas más cosas que deben acercarnos. Sin embargo muchas veces preferimos alejarnos. Católicos - no católicos, blancos - negros, homosexual - heterosexual, argentinos - bolivianos, boca - river, etc., siempre estamos planteando el confrontamiento, la diferencia, siempre estamos viendo quien es el mejor, siempre el sentido de dominación nos alcanza. Yo no se si estoy preparado para vivir en un mundo de enfrentamientos constantes donde las mayorías sienten el derecho de hacer lo que les venga en gana con las minorías, donde el fundamentalismo está a la orden del día, donde las personas valemos por lo que tenemos y no por lo que somos, donde salimos a defender valores que ya no existen, donde guerreamos a los que esgrimen valores diferentes que evolucionan con las nuevas construcciones sociales, donde todavía sos el negro, el judío, el gay, la prostituta, el pobre, el huérfano, el loco, y así una innumerable lista de motivos para ser discriminados, segregados y pretendiendo ser dominados, en ves de ser simplemente humanos.
Cuando veo a las personas intento descubrir que hay detrás de la armadura, busco entender, por ejemplo, que detrás de un fundamentalista existe un ser humano con sentimientos, que está equivocado y aunque intento sin éxito ayudarlo a comprender que las diferencias son las que enriquecen una sociedad, caigo en la cuenta que las estructuras sociales, familiares y religiosas han hecho estragos en la mente de la gente. Existe un automatismo en todos nosotros que nos obligan a caer en algún tipo de fobia. ¿Quién alguna vez no dijo el Boli, el negro, el rusito, el puto, la puta, el tirado, el guacho o la torta? Esas son las construcciones mentales que traemos desde que nacemos prácticamente. Detrás de cada una de las personas o grupos de personas que discriminamos hay una historia de vida, hay un por que, existe un ser humano con necesidades como vos y yo. Detrás del “Boli” hay un hombre que vivía en la miseria en su país y que decidió desarraigarse para construir un mejor futuro para su familia. Detrás del “Negro” existe un hombre que después de muchos años aún le cuesta quitarse los grilletes de la estigmatización por que lo hacemos sentirse un hombre de segunda categoría. Detrás del “Rusito” existe una historia de exterminio. Detrás del “Puto” existe un hombre afrentado por no haber nacido heterosexual y debió vivir en las sombras para protegerse de la intolerancia. Detrás de la “Puta” existe una mujer que quizás por desesperación tuvo que prostituírse para dar un plato de comida a sus hijos. Detrás del “Pobre” hay una historia de injusticias sociales que lo obligaron a vivir en la marginalidad. Detrás del “Guacho” hay dos padres heterosexuales que lo abandonaron y toda una vida de institucionalización.
Esas personas que rechazamos colorean a las sociedades de manera que cualquiera que las vea entienda claramente que vivimos en democracia, que no estamos dispuestos a enfilarnos en los gobiernos totalitarios, que defendemos la bandera de la diversidad sin importar cuántos sean los detractores, sin importar que algunos de nuestros gobernantes quieran una sociedad homogénea. En Argentina el único sector totalitario es el de la Iglesia Católica. Pero no la Iglesia en función de sus fieles, la Iglesia como institución de poder. Esa misma Iglesia de la Inquisición , la misma que se horrorizó cuando les quitaron el poder de casar a las personas allá por 1888, la misma que se rasgó las vestiduras oponiéndose a la ley de divorcio, la misma que bendijo guerras y dictaduras, la misma que calla ante verdaderas aberraciones como el estupro, la misma que milita en detrimento de los derechos humanos, civiles y sociales del país. Esa es la iglesia que enfrenta en vez de unir, la que trae pendencias en vez de conciliación, la que infunde miedos, la condenatoria, la egoísta que no tolera que existan tantos Dioses como la gente necesite, esa iglesia que desmedró a las mujeres por tantos años, la misma que discrimina a los niños por el hecho de no ser hijos de padres “bien casados”, la misma que inventa excusas para generar el odio entre las personas… ese es el único totalitarismo de éste país, es lo único que queda por lo cual muchos no pueden ser libres, por que se encuentran atrapados en el temor al castigo divino, por que son como las personas que necesitan de muletas para caminar, sin su Dios simplemente se caen y no pueden seguir avanzando en la vida. Lo que no entienden es que el ser humano es flexible por naturaleza, nos hacemos rígidos gracias a doctrinas como la católica o las militares. Y la libertad señores es algo que no tiene precio. Nuestra libertad no comienza por la promulgación de una ley, comienza por desprendernos de todas esas estructuras que nos someten, nos sodomizan y nos encarcelan.
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