17 DE MAYO: DÍA DE LUCHA CONTRA LA HOMOFOBIA, LESBOFOBIA Y TRANSFOBIA.
Hoy se conmemora el día internacional de lucha contra la homofobia, lesbofobia y transfobia. Fue el 17 de mayo de 1990 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó de los libros de psiquiatría a la homosexualidad y, en cambio, incorporó como patología tratable a la homofobia. Esa fue, a nuestro entender, la primera reivindicación sustancial de la comunidad lésbica, gay y bisexual (LGB) en el mundo entero. Y decimos LGB porque la OMS aún conserva en dichos manuales la estigmatización de las personas trans, patologizando la identidad de género con la figura de la “Disforia de Género”.
En esta ocasión creemos que es necesario refrescar algunos conceptos ya tratados en otra nota anterior titulada “La Cuestión Trans”. Esta vez hablaremos de la transgeneridad en función de la discriminación y la intolerancia de ciertos sectores de nuestro país.
La lucha este año en particular se sustenta en la necesidad de despatologizar la transgeneridad para luego hacer un proceso de normalización, en el sentido de aceptar a lxs compañerxs trans sin la imposición de un estigma. Dejar de asignarles una patología que facilite excusas para ejercer una segregación sistemática tanto social como cultural e institucional, es una deuda pendiente que tiene el Estado, el que debe garantizarnos a todxs un trato igualitario. Las comunidades LGB lo conseguimos a través de la reforma a la Ley de Matrimonio, o Matrimonio Igualitario, el pasado 15 de julio. A partir de ahí y apelando a un refrán conocido en el ámbito jurídico, podemos decir que “la ley educa”. En ese sentido los detractores del reconocimiento de las familias homoparentales están obligados a respetarlas porque la ley las reconoce.
En el caso de la Identidad de Género pasa todo lo contrario. El reconocimiento de esa identidad construida a lo largo de la vida por algunxs o ejercida desde el momento del nacimiento por otrxs, conlleva una serie de exclusiones y de negación de derechos fundamentales para cualquier ciudadanx. Así, si una persona tiene sexo biológico varón e identidad de género femenina (por ejemplo, una travesti) pierde su derecho a la educación. Sobrados son los casos en nuestro país en que se excluye del sistema educativo a las personas con identidades diferentes. La excusa es que quien figura en el DNI no es quien lo porta, es decir, si el DNI dice que la persona se llama Juan Pérez y vemos que ella se identifica como Rosa, entonces se genera un conflicto que sería fácil de dirimir, pero no existe voluntad institucional para asegurarle a Rosa su derecho a la educación.
Lo mismo sucede al momento de solicitar un empleo. En un documental de FLOYD PRODUCCIONES llamado “ReservadoSex”, la conocida travesti mendocina Ana Laura “Turca” Glamour, referente del espectáculo en nuestra provincia, dice que una empresa no contrata gente trans porque desprestigia. Ella asegura que es menos violento ver a un hombre gay afeminado que a una persona trans, porque una persona trans hasta le daría “mala imagen” a esa empresa. Entendemos que esa declaración desafortunada de la compañera se refería al pensamiento de las personas encargadas de los RRHH de una empresa. Ellos preferirían contratar a una persona homosexual antes que a una persona trans. Esto nos lleva a entender porque la única salida que tiene este colectivo es el trabajo sexual.
En el caso del acceso a la salud, la situación no es muy diferente. Si una mujer trans (de hombre a mujer o H a M) se interna por alguna dolencia en un hospital público, ésta es ubicada en una sala para varones, porque su DNI dice que ese es su género. Ni siquiera podemos presumir cierta dignidad en esa situación puntual. Una mujer internada en un pabellón de hombres se siente expuesta y vulnerada. Es necesario comprender que la identidad de género no reconocida es discriminación y es claramente violencia hacia esa mujer trans que está siendo avasallada.
Por esto es que desde la agrupación Mendocinxs por la Igualdad pedimos a las autoridades provinciales y nacionales que se reconozca el derecho personalísimo a la identidad de las personas y el derecho a la autonomía que debe dignificarnos. Somos quienes somos y no otras personas. Es justo y necesario que las identidades no se resuelvan en un consultorio médico sino que las garantice el Estado mediante un trámite administrativo sencillo y no como hasta ahora, que se realiza por vía judicial.
Son imprescindibles nuevas normativas nacionales y provinciales en materia de discriminación por orientación sexual, identidad de género y bullying homófobo (acoso en las escuelas) para asegurarnos a todxs una sociedad justa, igualitaria e inclusiva.
Demandamos de forma urgente la derogación de los arts. 54, 54 bis, 55 y 55 bis del Código de Faltas de la Provincia de Mendoza que penalizan el trabajo sexual, las ITS (Infecciones transmisibles sexualmente) y la homosexualidad.
Exigimos de manera categórica la implementación de la Ley Nacional de Educación Sexual y Reproductiva en las escuelas públicas y privadas de la Provincia de Mendoza porque la educación es fundamental a la hora de prevenir.
Por último exhortamos a la población a conocer y tomar conciencia de las realidades de las personas trans para comprender y empatizar. Informarnos es la manera de no discriminar y construir una sociedad con espacio para todxs.
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