La perspectiva de género no es una
pretensión, ni una excusa ni un argumento mediático. Es la única manera de
entender que dos chicas jóvenes, apenas salidas de la adolescencia, vivieran
aterradas porque el partido donde residen, Moreno, registra los índices más
altos de agresiones hacia las mujeres de todo el conurbano bonaerense, y porque
sabían que las Traffic rondaban los boliches locales buscando secuestrar
chicas. Es por eso que llevaban un cuchillo cuando salían de noche, porque no
sabían cuándo tendrían que defenderse de alguna clase de ataque.
La perspectiva de género es la única
herramienta para dimensionar el poder de un vendedor de drogas, y la protección
de la que gozaba en el barrio, frente a estas dos chicas a las que acosaba y a
las que intentó violar, y que resultaron acusadas de intento de homicidio
porque se defendieron de él.
¿Qué otra cosa, si no es la perspectiva
de género, permitiría caracterizar el trato recibido por las chicas en el
sistema penal, donde no se atendieron debidamente sus problemas de salud?
Es precisamente la perspectiva de género,
esa mirada que desnuda las desigualdades sociales basadas en el poder que
detentan varones sobre mujeres, la que ayuda a analizar la violencia de género
institucional cometida sobre las hermanas Jara, coronada por un poder judicial
que, como en tantos otros casos, no las escuchó o no dio validez a sus
testimonios. Por eso pasaron dos años en la cárcel, donde conocieron a otras
mujeres también condenadas por haberse defendido de los hombres que las
atacaban. Por eso se dio crédito a la palabra de Leguizamón, el victimario,
aunque las declaraciones de este hombre hicieran agua por todos los costados.
Por eso el fallo que ahora las libera
apuntó más a un aparente equilibrio que a lograr una verdadera reparación. Por
eso se decidió que los dos años vividos en la cárcel valían como condena por
lesiones graves, para no reconocer que no debieron haber pasado un solo día
lejos de su hogar por esta causa, y en cambio no se activó contra el agresor.
Es, precisamente, la perspectiva de género lo que le está faltando a la
justicia de nuestro país.
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