Entre el 24 y el 27 de agosto de 2011 se realizó en la provincia de San Juan el III Congreso Nacional de Sida, al que tuvimos oportunidad de asistir.
Hubo muchos temas en diferentes mesas simultáneas, divididas por temáticas y ciencias. Las más impactantes a nuestro entender fueron aquellas que trataban la infección por VIH y el SIDA desde una perspectiva social y no tanto desde su concepción biológica. Caímos en la cuenta de que debemos sentarnos a pensar sobre varias cuestiones relacionadas con las personas viviendo con VIH.
Fue inevitable reflexionar acerca de la prevención que se hace desde los distintos actores sociales que trabajan en la lucha contra la epidemia, porque no solo se trata de prevenir las nuevas infecciones; el trabajo debe ser integral. Esto significa que podrían coexistir y ser transversales unos a otros, tres ejes de prevención: la prevención de las nuevas infecciones por vía sexual, vertical y por el uso de drogas inyectables por un lado; la promoción de las terapias antirretrovirales no solo para hacer del VIH una infección crónica, sino también como modo de profilaxis por el otro; y, por último, evitar la muerte de enfermxs de Sida.
La prevención de nuevas infecciones es lo que se maneja actualmente dentro de los ámbitos de gobierno y en las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) que tienen como objetivo advertir acerca del uso del preservativo como único modo de evitar la infección, también la promoción del testeo en mujeres embarazadas para evitar la transmisión vertical y alentar a lxs usuarixs de drogas intravenosas a cambiar la forma de administración de estas drogas por vías que no impliquen el riesgo de infección.
El otro desafío es alentar a todxs a realizarse los testeos, pero no desde el punto de vista que se ha tenido hasta ahora, es decir, no solamente testearse para comenzar cuanto antes con la terapia antirretrovírica. El cambio de paradigma debe darse en estimular a la población con el testeo para convertir la infección en una enfermedad crónica reduciendo la carga viral, lo que permite que las defensas suban y se mantengan altas, logrando en algunas semanas o meses llegar a niveles virales indetectables, es decir, negativizando a la persona. Esa negativización trae aparejada una reducción del 92% en el riesgo de transmisión de una persona seropositiva a otra no infectada. Los estudios realizados por Attia S, Egger M y Müller M, et al son concluyentes al afirmar que si se negativiza por medio de terapias antirretrovíricas a una persona seropositiva, esta tiene entre un 4 y un 8% de probabilidades de infectar a otrxs.
La tercera línea de la prevención debe darse en el sentido de impedir que una persona en estado de sida muera. En coincidencia con el Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU, el ideal para 2015 es reducir la taza de mortalidad y morbilidad por el VIH y enfermedades asociadas al VIH al 0%, y para lograrlo es necesario hacer hincapié en los dos tipos de prevención explicados anteriormente.
Lo cierto es que para erradicar el VIH/Sida es imprescindible hacer prevención en grupos reducidos, campañas focalizadas en grupos de interés e incorporar la Educación Sexual Integral en todas las escuelas para comenzar a enseñar prácticas sexuales saludables, libres y satisfactorias, primando la incorporación del preservativo como parte esencial de la relación sexual, es decir, la naturalización del preservativo al proyecto de vida sexo-afectiva desde mucho antes de que las personas comiencen su vida sexual.
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